una manera diferente de amar

 

El amanecer se asomaba sobre la aldea Ishigami mientras Kohaku entrenaba con su espada de bambú. Su cabello dorado brillaba bajo la luz del sol matutino, y su mente divagaba en pensamientos que le causaban una mezcla de emoción y culpa. En los últimos meses, su corazón y su cuerpo habían sido divididos entre dos hombres: Senku, el genio de la ciencia, y Gen, el ilusionista astuto.

Todo había comenzado como una simple admiración hacia Senku, su inteligencia y seguridad la atraían. Sin embargo, Gen tenía algo que la hacía reír, la entendía de una manera diferente, con un magnetismo difícil de ignorar. Y lo peor de todo, cada encuentro con uno de ellos terminaba en noches de pasión clandestinas.

Una noche con Senku...

—Kohaku, la ciencia es lógica, no debería haber espacio para emociones irracionales —dijo Senku mientras ajustaba uno de sus experimentos.

Kohaku cruzó los brazos y lo miró con seriedad.

—No todo en la vida es lógica, Senku. A veces, simplemente sientes algo y te dejas llevar.

Senku giró su rostro hacia ella y, con una sonrisa confiada, se acercó. Kohaku sintió su respiración cálida rozando su piel. No hubo más palabras. Esa noche, entre el aroma de los frascos químicos y las estrellas iluminando la cueva, sus cuerpos se unieron en una fusión de deseo y curiosidad.

Un atardecer con Gen...

—Sabes, Kohaku-chan, siempre pensé que tenías algo especial, pero ahora estoy completamente seguro —susurró Gen con su tono juguetón.

Kohaku bufó, tratando de ignorar el rubor en sus mejillas.

—Eres un farsante, Gen, siempre diciendo lo que la gente quiere escuchar.

Gen tomó su mano y la besó con suavidad.

—Pero contigo siempre digo la verdad, pequeña leona.

Ella trató de resistirse, pero cuando sus labios se encontraron, supo que estaba perdida. En las sombras de la aldea, se entregaron a un amor prohibido, entre risas, caricias y susurros secretos.

El conflicto en su corazón y el consejo de Ruri...

Con el tiempo, la confusión en el corazón de Kohaku creció. No podía ignorar lo que sentía por ambos hombres. Fue entonces cuando decidió hablar con su hermana, Ruri.

—Ruri, estoy en problemas… —susurró Kohaku con preocupación.

Ruri sonrió con dulzura y le tomó las manos.

—¿Es sobre Senku y Gen?

Kohaku la miró, sorprendida.

—¿Cómo lo supiste?

—Soy tu hermana, Kohaku. Te conozco demasiado bien.

Kohaku suspiró y confesó todo, desde sus sentimientos hasta sus encuentros secretos.

—No sé qué hacer, Ruri. Y ahora… ahora creo que estoy embarazada —dijo con la voz temblorosa.

Ruri abrió los ojos con asombro y luego la abrazó con ternura.

—Lo más importante ahora es que sigas tu corazón. ¿A quién amas realmente?

Kohaku no supo qué responder. Senku le ofrecía un futuro lleno de conocimiento y avances. Gen le daba risas y comprensión. Y ahora, el bebé en su vientre podría ser de cualquiera de los dos.

El dilema la consumía, pero sabía que tarde o temprano debía enfrentar la verdad. ¿Se lo diría a Senku? ¿A Gen? ¿O viviría con el secreto para siempre?

El amanecer se alzaba de nuevo sobre la aldea, y con él, la incertidumbre del destino de Kohaku.